Las ciudades se someten a la revisión de la ONU en Quito


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elpais.com
Quito acogerá el cónclave urbano que Naciones Unidas realiza cada dos décadas: Habitat III, la conferencia mundial sobre vivienda y desarrollo urbano sostenible. En este foro, que se celebrará entre el 17 y el 20 de octubre, se debatirá la agenda urbana para los próximos 20 años. Hasta ahora están confirmadas 140 delegaciones, 70 de las cuales incluyen a secretarios de Estado y una decena estarán encabezadas por presidentes, según Joan Clos, exalcalde de Barcelona y director de la agencia Habitat desde 2010.
El argumento de los organizadores de la conferencia para llamar a la reflexión es que el 55% de la población mundial ya vive en las ciudades —porcentaje que sube al 80% en el caso de América Latina— y que la tendencia al alza va a continuar. “La cultura es urbana aunque no vivas en la ciudad, porque es fruto de la urbanización. La democracia se generó con la ciudad, la industrialización se generó con la ciudad, el feminismo se generó con la ciudad, los derechos humanos se generaron con la ciudad…”, dijo Clos.
La idea del cónclave es compartir recetas o fórmulas probadas para mejorar la calidad de vida en ciudades superpobladas. Y la capital ecuatoriana se ha convertido en una vitrina donde se han implementado, deprisa y corriendo, algunas buenas prácticas urbanas. Hay pasos masivos de peatones pintados con un verde llamativo, las ciclovías y los huertos urbanos han ganado terreno, las paradas de buses lucen limpias y ordenadas, y los parques urbanos tienen nuevos juegos infantiles. Estos arreglos cosméticos se pueden ver en el centro norte de la ciudad, en la parte moderna, que será territorio de Naciones Unidas por unos días.
Los extremos sur y norte de la ciudad miran de lejos la cita del urbanismo mundial. Al hilo de esto surge la primera crítica al foro. Manuel Bayón, geógrafo e investigador de temas urbanos, cree que el esquema de los centros urbanos excluyentes se replican en toda la región. “Es una tendencia mayoritaria, parte de la lógica de la plusvalía que hace que se planifique una parte de la ciudad formal y se olvide el resto. Los centros e hipercentros concentran servicios y trabajos, y las clases pobres o populares de las periferias tienen que desplazarse hasta estos sitios donde se asientan las clases medias y altas. Esto exacerba las desigualdades”, opina.
Clos, sin embargo, anunció una novedad. “En esta conferencia se hace hincapié en la interrelación campo-ciudad, que funciona como un sistema, que integra un nuevo concepto, y esto es muy interesante porque termina con el maniqueísmo de la eterna confrontación”, apuntó el funcionario de la ONU. “Hay que articular la relación, el campo es el mercado de la ciudad, la gente que vive en la ciudad come cada día del campo y no se puede decir que campo y ciudad pertenezcan a dos mundos diferentes. Hay que poner en valor la producción agraria, el sector primario, esto representa un reto”. En la región hay contados ejemplos de políticas públicas que han logrado mitigar esta desigualdad. Bayón cita el caso de Bogotá y su sistema de transporte público, el Transmilenio, que ha mitigado en parte de la exclusión espacial porque acerca a la gente de barrios excluidos al centro de la ciudad en menos tiempo. También menciona los estímulos en Caracas para que las clases más desfavorecidas ocupen edificios céntricos antes abandonados.

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