ECUADOR: ¡CUIDADO! LA NUEVA DROGA "H" AL ACECHO DE NUESTROS JÓVENES
Luis y David son dos jóvenes de 13 años, ambos entraron al mundo de las drogas por curiosidad, querían saber qué se sentía, creían que podían controlar la hache, la cual era su objetivo, pues veían que algunos “amigos” por su casa y en el colegio la consumían como si fuese caramelos. Pero como dice aquel viejo y conocido refrán: “la curiosidad mató al gato”, y como reflexiona David, en ese tiempo él pensaba que vacilaba la droga “pero después la droga comenzó a vacilarlo” a él.
Ambos adolescentes contaron su vida desde aquel día en que aceptaron su primera dosis de ‘hache’.
Los padres de Jorge Luis se separaron cuando él tenía casi un año de nacido, de ese tiempo acá, lo que sabe de la vida de su padre es poco, pues como dice el menor, cada quien hace su vida por su lado.
La familia de David es distinta, sus padres siguen juntos, casi nunca vio peleas entre ellos, no obstante, su inocencia de querer experimentar y creer saberlo todo, le pasó factura.
"La droga te quita los estudios, te quita los sueños… Mi sueño es ser bombero y sé que con esfuerzo y perseverancia lo lograré”, contó Jorge Luis (nombre protegido), quien tiene 13 años de edad y lleva dos meses en una clínica de rehabilitación para adolescentes.
“La droga te quita los estudios, te quita los sueños… Mi sueño es ser bombero y sé que con esfuerzo y perseverancia lo lograré”, contó Jorge Luis (nombre protegido), quien tiene 13 años de edad y lleva dos meses en una clínica de rehabilitación para adolescentes.
“La droga te quita los estudios, te quita los sueños”
“Yo comencé a consumir por curiosidad porque quería saber qué se sentía, en ese tiempo tenía 12 años. Yo tenía mis amigos –dos tenían 13 y el otro 15 años- y ellos me dijeron para consumir, así que fuimos a buscar donde vendían hasta que lo encontramos y nos fuimos de largo. En mi casa estaba todo bien, no habían problemas ni nada. Yo no vivo en un barrio tranquilo, así que veía como desde la noche comenzaban a vender droga cerca de mi casa. Comencé probando ‘plo plo’ porque me engañaron diciendo que era ‘H’, hasta que llegué al lugar donde sí me vendieron la ‘H’ y ahí me fui de largo porque sí hubo resultados con esa droga, o sea sí sentí los efectos: tenía adormecimiento, problemas al orinar, era más espontáneo, etc. A los dos meses me metí más a las drogas, comencé a robar en la calle, le robaba a mi mamá, comencé hacer cosas que nunca hice antes. Mi mamá se dio cuenta que yo consumía, cuando ella entró al baño y encontró una navaja que tenía una linterna y en lugar de la linterna había una fundita de polvo y al preguntarme que era, le dije que no era nada, así que me envió a Cuenca a casa de un familiar por tres meses, mientras estuve por allá no consumí nada pero cuando regresé a Guayaquil recaí.
La segunda recaída fue peor porque ya yo dormía en la calle. Mis actitudes cambiaron completamente, le gritaba a mi mamá, me fui a la calle y robaba. Yo manipulaba a mi mamá diciéndole que era mentira lo que comentaban en el barrio, hasta que un día me hizo un examen de sangre y me aparecieron todas las drogas que consumía: plo plo, hache, marihuana y coca; cuando mi mamá vio el examen se sintió destrozada ni siquiera me pegó.
¿Mi papá? Bueno, él tiene otro compromiso, él hace su vida y yo hago la mía. Él me dejó más o menos al año de nacido, soy el segundo de seis hermanos, soy la oveja negra de mi familia. La hache te hace que no tengas consideración de ninguna manera y después de pegarle una patada a mi papá porque me había encerrado y encadenado para que no me vaya, en un descuido de mi mamá, me solté y me fui.
Mi mamá está destrozada y yo quiero enmendar todo lo que he hecho. Yo sé que estuve mal y mi mamá se culpa por todo lo que he hecho, pero no es culpa de ella, esto es culpa mía porque yo fui el que busqué las drogas, por eso trato de enmendar todo lo que hecho, quiero volver a empezar.
Quisiera enviar un mensaje a los chicos como yo, que entraron a este oscuro mundo de las drogas. Quiero decirles que busquen ayuda, porque ustedes pueden creer que la pueden controlar pero no es así, la droga coge cuerpo y te gobierna. Y los que aún no la han consumido, que no la consuman porque eso no los va a llevar a nada bueno, los puede llevar a la cárcel incluso a la muerte. La droga te quita los estudios, te quita los sueños… mi sueño es ser bombero y sé que con esfuerzo y perseverancia lo lograré”, contó Jorge Luis (nombre protegido), quien tiene 13 años de edad y lleva dos meses en una clínica de rehabilitación para adolescentes.
“… una madre tiene esperanza de que su hijo se rehabilite y cambie”, expresó David, mientras se esforzaba en vano por contener las lágrimas, que de a poco resbalaban por sus mejillas.
“Yo vacilaba la droga, pero después la droga comienza a vacilarlo a uno”
A David, como lo llamaremos en este reportaje, es otro adolescente que cayó en los tentáculos de las drogas también por curiosidad. Confesó que él se dejó llevar por un supuesto amigo, que en un inicio le “regalaba” la sustancia, lo que era de su porción, para luego venderle los “pases” (sorbetes con hache); al poco tiempo David comenzó a buscarlo para que le venda más dosis, empezando su declive.
“Mi estado de ánimo y de pensar cambiaron mucho, yo pensaba que podía controlarlo pero no era así. Yo comencé a consumir a los 11 años, dejé a mis amigos sanos y mi mamá comenzó a sospechar porque ya no jugaba con ellos y porque también me ausentaba dos o cuatro horas de la casa, después me iba por más tiempo y ella salía a buscarme por ahí. Mi mamá lo confirmó por medio de un examen y cuando abrió el sobre de los análisis en casa cuando llegó de trabajar, lo que vi en su rostro me dejó pasmado… Vi lágrimas en el rostro de mi madre, vi su decepción, sentí su tristeza, porque yo estaba consumiendo y yo la estaba engañando. Me sentí muy mal, porque es feo ver llorar a una madre y ella no me habló por varios días, mi papá tampoco me hablaba. Un día antes de llegar a la clínica, mi mamá me pidió que me pusiera los sueros para limpiarme, pero yo me escapé, de ahí me cogieron unos policías que me llevaron al Cuartel Modelo, luego me pasaron a la Dinapen donde pasé un día, después a un juzgado y la jueza me derivó a esta clínica. Yo saldré de aquí rehabilitado porque no quiero hacer sufrir a mi madre. Es triste ver sufrir a una madre por la culpa de un hijo.
Si yo pudiera retroceder el tiempo, no volvería a recibir nunca más la dosis que me dio este mal amigo porque sé que me estaría haciendo otra vez daño, porque de qué serviría estar encerrado tanto tiempo en una clínica para volver a hacer lo mismo, es como si tirara todo el esfuerzo de mi madre a la basura, porque una madre tiene esperanza de que su hijo se rehabilite y cambie”, concluyó David, mientras trataba en vano de no llorar.
A pesar de ello, sin importar si le fallaron o no a sus padres, o si sus progenitores viven juntos o separados, al final son dos personas distintas pero con tragedias iguales, tal como dice aquella canción de Rubén Blades: “Por más drogas que uses y por más que nos abuses, la familia y yo tenemos que atenderte, porque sólo quien tiene hijos entiende, que el deber de un padre, no acaba jamás, que el amor de padre y madre no se cansa de entregar, que deseamos para ustedes, lo que nunca hemos tenido, que a pesar de los problemas, familia es familia y cariño, es cariño”.
Reformas al COIP
Luego de conocer las cifras alarmantes del consumo y expendio de drogas, en especial la llamada “hache”, el Presidente de la República, Rafael Correa, a inicios de septiembre de este año, anunció un fortalecimiento en su política de “cero tolerancia” a estas sustancias y exigió a la Asamblea Nacional que aprueben a corto plazo las reformas que permitan el traspaso del Consejo Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep) a la Presidencia de la República como una entidad adscrita y así endurecer las sanciones penales para el microtráfico.
“¿Queremos acabar con la droga entre los jóvenes? Habrá que meter presos a los microtraficantes (…) He exigido que haya sanciones más fuertes para los microtraficantes”, dijo Rafael Correa en uno de sus ya habituales enlaces semanales.
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