Un intento de agresión al líder opositor de Ecuador crispa la campaña electoral
El candidato de CREO sale de un estadio escoltado, entre piedras, botellas e insultos
El candidato Guillermo Lasso, el martes en el estadio Atahualpa de Quito. RODRIGO BUENDIA AFP
asoecuador.org
Las encuestas electorales en Ecuador están tan
ajustadas, a solo tres días para decidir en las urnas este domingo
quién sucede a Rafael Correa, que
los dos aspirantes a presidente buscan desmarcarse de su oponente lo
máximo posible. En tono, en propuestas y en historial. Tal es la
distancia que se han autoimpuesto Lenín Moreno, del partido de
Gobierno Alianza PAIS, y Guillermo Lasso, de la coalición de
oposición CREO-SUMA, que se refleja en una fuerte polarización de
la sociedad, dividida incluso cuando más suele unirse.
La
selección ecuatoriana de fútbol jugaba el martes un partido
clave contra Colombia para clasificarse o perder casi todas sus
opciones de llegar al Mundial de Rusia. Ese escenario, en el que
normalmente la pasión difumina cualquier diferencia geográfica,
social o económica entre los aficionados de la Tri, como llaman al
equipo nacional, sirvió de termómetro para medir la calentura de la
recta final de la campaña. Las trompetas acallaron los gritos de
“fuera, Correa, fuera” de un grupo afín a Lasso, pero no
sofocaron el encendimiento de los simpatizantes de cada partido.
Alrededor de un centenar de aficionados al fútbol
se transformaron a la salida del partido en una barrera que
acorraló a Lasso, que había acudido al estadio Atahualpa de
Quito con
su esposa para ver perder a la selección 2-0. El líder de CREO tuvo
que salir escoltado, en medio de un cinturón conformado por decenas
de policías mientras llovían piedras, botellas e insultos.
Recuperada la seguridad, Lasso atribuyó el
incidente a la estrategia de desprestigio que sus oponentes de
Alianza PAIS han regado en las últimas semanas en actos de campaña,
redes sociales y canales de televisión públicos e incautados por el
Gobierno al acusarle de haberse beneficiado del “feriado bancario”
de 1999, una especie de corralito que es probablemente el episodio de
la historia reciente más doloroso para Ecuador.
“Candidato Lenin pasaron la frontera de la
política, agredieron a mi familia. Esto es consecuencia de su
campaña sucia”. Así respondió Lasso a una tibia muestra de
empatía que el sucesor de Correa publicó en Twitter, sin mencionar
su nombre, por lo sucedido. “Ninguna expresión de intolerancia es
aceptable, venga de donde venga. Rechazamos los actos de violencia a
la salida del Atahualpa”, posteó la cuenta de Moreno.
Acusaciones
No hubo más comunicados oficiales y la campaña
volvió este miércoles a las acusaciones de corrupción y de
despilfarro contra el Gobierno y a las propuestas de cada parte para
crear empleo, garantizar prestaciones sociales y solucionar los
problemas.
La creación de plazas de trabajo y los servicios
sociales han sido las armas con las que ambos candidatos han
respaldo. Moreno ha prometido entregar viviendas y crear puestos de
trabajo, mientras que Lasso le puso cifra a los incentivos laborales
por venir: un millón de puestos en cuatro años. Pero la economía
ha sido también la excusa, junto con la corrupción, para frustrar
el único cara a cara previsto entre los dos candidatos.
Moreno se negó desde el inicio a acudir a
cualquier acto bajo el nombre de “debate”. El candidato aceptó,
no obstante, presentar su programa en un “diálogo”, donde Lasso
tuviera la misma oportunidad de exponer sus ideas, sin que las
propuestas pudieran confrontarse. Al final, ni lo uno ni lo otro. El
único encuentro aceptado por los candidatos, previsto para la semana
pasada, fue cancelado a última hora por los maestros organizadores,
afines al régimen. Según denuncian, el ambiente no era el propicio
después de que Lasso criticara al gremio de profesores por falta de
independencia y exigiera hablar de economía y corrupción con
Moreno.
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