El Tribunal Supremo de Venezuela da marcha atrás y devuelve al Parlamento sus poderes
Un grupo protesta contra la decisión del Tribunal Supremo. REUTERS / ATLAS
asoecuador.org
El
Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela ha rectificado este sábado y
devuelto a la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, sus poderes,
según ha anunciado el propio tribunal en su página web, informa la
agencia France Presse. La medida ha sido derogada después de que el
Consejo de Defensa de la Nación de Venezuela (Codena) exhortara en la
madrugada del sábado al Supremo a que revisara las sentencias que él
mismo emitió hace tres días y que despojaron al Parlamento de sus
funciones. El tribunal también ha suprimido este sábado el contenido de
otro fallo en el que retiró la inmunidad a los parlamentarios.
La decisión del Codena de exhortar al Supremo a revisar las sentencias supone que el chavismo, presionado por la condena generalizada de la comunidad internacional
y la grieta creada entre sus aliados de los restantes poderes públicos,
ha desandado el camino del golpe de Estado que provocó el máximo
tribunal con sus fallos a mediados de semana y que apoyó con su silencio el presidente Nicolás Maduro. El
vicepresidente Tarek El Aissami leyó el comunicado con la decisión en
una retransmisión obligatoria de radio y televisión. La resolución
buscaba, según dijo, “mantener la estabilidad institucional y el
equilibrio de poderes mediante los recursos contemplados en el
ordenamiento jurídico venezolano”. En el acuerdo se ratifica que el
Supremo, que está controlado por el régimen, es la instancia competente
para dirimir los conflictos que se presenten entre las ramas del poder
público.
Se
trata de una decisión insólita e inédita en la historia del movimiento
político que rige los destinos del país desde hace poco más de 18 años.
La distancia marcada el viernes por la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz,
quien no asistió a la sesión, pone límites al reiterado esfuerzo del
régimen por no reconocer las labores del control legislativo y les
obliga a repensar de qué forma pueden convivir con un poder en manos de
la oposición.
De
momento el régimen insiste en que la Asamblea Nacional sigue en
desacato. Pero ha quedado claro que no puede evitar reconocer al
Legislativo de forma permanente por la imagen que esto provoca entre la
comunidad internacional. A esa presión se ha agregado ahora el afán de
la fiscal general, una histórica aliada de la autodenominada revolución
bolivariana, de respetar las formas, un activo que el régimen cuidó con
celo durante la gestión de su líder Hugo Chávez, y de garantizarse su
supervivencia mucho más allá de la circunstancial presencia del chavismo
en el poder.
Maduro,
después de tres días de silencio, ha querido mostrarse como el mediador
entre los poderes y a la vez quitarse el estigma de dictador que le
confería el tácito acatamiento de las sentencias. Si tiene o no éxito en
su propósito es un asunto que está por verse. Por el momento ha
aprovechado para reiterarle a sus adversarios su disposición a dialogar
con la mediación del Vaticano y de la terna compuesta por los
expresidentes de España, José Luis Rodríguez Zapatero, Panamá, Martín
Torrijos, y República Dominicana, Leonel Fernández. Todos esos esfuerzos
han fracasado porque el régimen bloquea cualquier salida a la crisis
política y económica y además se niega a convocar las elecciones
regionales por el miedo a seguir perdiendo el control total que alguna
vez ostentó. La idea de los acuerdos entre fuerzas opuestas es un
verdadero desafío para el chavismo y una oportunidad de reinvención como
movimiento político.
Maduro
decidió convocar el viernes al final de la tarde una sesión del Codena
después de las declaraciones de la fiscal Ortega Díaz, quien calificó
las sentencias que facultaban al Supremo a asumir temporalmente las
labores parlamentarias del Legislativo como un desconocimiento del orden
jurídico. Fue una sorpresa que Maduro quiso convertir en una
oportunidad de redimirse con el paso de las horas y el aumento de la
condena mundial.
El
mismo viernes se había suspendido una reunión de la cancillería con el
cuerpo diplomático y el Supremo, con lo cual el margen de maniobra del
régimen era cada vez menor. Una rueda de prensa con el presidente del
máximo tribunal pautada para la tarde también fue suspendida sin mayores
explicaciones. No había forma de convencer a la audiencia internacional
de que sí era posible conciliar la supuesta vocación democrática que
defiende el chavismo con el cese temporal de las labores del Parlamento.
Comentarios
Publicar un comentario