Europa gana 1,5 millones de habitantes gracias a la inmigración
elpais.com
En la Unión Europea mueren más personas de las
que nacen. Solo la inmigración impide que el bloque comunitario
pierda población. La UE ganó 1,5 millones de habitantes en 2016
(hasta los 511,8 millones), según los datos difundidos este lunes
por Eurostat, la oficina estadística europea. Todo el crecimiento
obedece a llegadas netas del exterior (una vez restados los
extranjeros que abandonan el país para ir a otro territorio).
Alemania, Reino Unido y Suecia encabezan la lista de países que más
residentes atrajeron. Les sigue España, con algo más de 89.000
inmigrantes nuevos.
Europa dio los primeros signos de agotamiento a
principios de 2016, cuando por primera vez se registraron más
fallecimientos que nacimientos. Pero las nuevas incorporaciones (casi
dos millones de personas) compensaron con creces esa pérdida natural
de población. Las cifras de enero de este año confirman esa
tendencia: el número de nacimientos (5,11 millones) y de muertes
(5,13 millones) está prácticamente igualado, pero los inmigrantes
ganan peso (aunque en un volumen menor que el año anterior).
El patrón de nacimientos coincide a grandes
rasgos con el de los últimos años. Irlanda, Suecia, Reino Unido y
Francia se sitúan a la cabeza de Estados con mayor proporción de
nuevos bebés sobre la población. Por el contrario, los países
sureños (Italia, Portugal, Grecia y España, con menos ayudas
públicas a la natalidad) figuran a la cola.
La inmigración se consolida como una variable
decisiva en las cifras europeas de población. Alemania, el gigante
económico de la UE y también el más poblado (82,8 millones de
personas), acogió a 774.000 personas el año pasado, según las
cifras desglosadas de Eurostat. Reino Unido, que ha convertido el
freno a la inmigración en su principal bandera política, registró
a 248.000 extranjeros más. Y Suecia, el país más demandado entre
los solicitantes de asilo, junto con Alemania, se acercó a 118.000.
El concepto de inmigrante en esta estadística
incluye a todo extranjero —de otro país de la UE o de un tercer
país— que haya residido en un Estado miembro determinado durante
los últimos 12 meses (o que tenga la intención de hacerlo en los
próximos 12). Es decir, el extranjero debe tener algún tipo de
residencia habitual en ese país, según explican los expertos de
Eurostat. Algunos países identifican ese concepto con residencia
legal (no todos). En las cifras de población están también
incluidos los refugiados que hayan mantenido este estatus al menos un
año. Prácticamente la mitad de los Estados incluyen también a
quienes lo han solicitado pero aún no han obtenido respuesta.
Cambio de rumbo en España
Pese a que España no figura entre los países
que más refugiados acogen, los datos conjuntos de inmigración
arrojan un cambio de rumbo radical desde el año pasado. Los 89.126
nuevos extranjeros que se comunicaron oficialmente entre enero de
2016 y enero de 2017 representan el cuarto incremento más elevado de
la UE. El dato contrasta enormemente con la senda experimentada
durante los años de la crisis, cuando muchos extranjeros abandonaron
el país en busca de oportunidades laborales en otros territorios. El
crecimiento más reciente supone el primero registrado desde 2011 y
contrasta con los 7.490 inmigrantes netos que todavía perdió España
en 2015. La ganancia de 2016 excede la registrada —por separado—
en Holanda, en Austria y en Francia.
Muchos expertos han alertado en los últimos años
de que la pérdida natural de población en la UE requiere una
incorporación constante de migrantes para evitar carencias de mano
de obra en algunos sectores. “Al tiempo que se cierra la puerta
trasera para la inmigración irregular a la UE, los
Estados miembros deberían abrir la puerta delantera
a la migración legal por motivos laborales, creando más
oportunidades de empleo para ciudadanos no comunitarios”,
recomienda el CEPS, uno de los principales laboratorios de ideas de
la UE, en un reciente informe sobre migración.
También la Comisión Europea ha recomendado
—tímidamente— abrir canales legales a la migración, pero el
carácter altamente inflamable que ha adquirido este debate en los
últimos tres años ha silenciado la propuesta.
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